El cuidado de la piel y lavarse la cara solo con agua es bueno y muy importante pero, en ocasiones, no pensamos en ciertos detalles que suman más de lo que te imaginas. Por ejemplo, ¿te has planteado cuál es la temperatura ideal a la hora de lavarte el rostro?
Aunque no lo creas, la temperatura del agua puede ser igual de importante que los cosméticos que utilizas, que siempre deberán estar adaptados a tu tipo de piel. Si quieres saber más sobre la limpieza facial, no dejes de leer el siguiente artículo. En unCOMO resolvemos la siguiente pregunta: ¿es mejor lavarse la cara con agua fría o tibia? ¡Toma nota!
¿Es mejor lavarse la cara con agua fría, tibia o caliente?
Igual que ocurre con el pelo, la temperatura del agua con la que te lavas el rostro importa, y mucho. En el caso del cabello, generalmente, se recomienda utilizar agua tibia durante el lavado y acabar el proceso con un chorro de agua fría. Pero ¿qué ocurre cuando hablamos de la cara? En este caso, debes saber que la piel no reacciona de la misma manera al lavarse la cara con agua fría, caliente o tibia, por lo que se deberá variar la temperatura dependiendo de lo que estés buscando.
En primer lugar, debes saber que no es beneficioso adaptar la temperatura dependiendo de la estación en la que nos encontremos (lavarse la cara con agua fría en verano y lavarse la cara con agua caliente en invierno), eso es un gran error. Por ello, y dado que las temperaturas extremas pueden influir directamente en el aspecto de la piel, lo ideal es lavarse la cara con agua tibia, tirando a fresca, evitando el agua caliente o muy caliente.
Para aquellas personas que no toleran el agua fría la recomendación es lavarse la cara con agua tibia e ir reduciendo los grados poco a poco. De este modo, lograrás estimular la circulación y relajar la musculatura del rostro. Además, lavarse la cara con agua tibia es la más recomendable para el acné o pieles sensibles, por lo que es la mejor opción cuando hablamos de limpieza facial.
Cuándo lavarse la cara con agua fría
Sumergir la cara en agua fría tiene numerosas bondades, por ello es muy recomendable usarla en nuestras rutinas de limpieza facial. Si bien hemos apuntado que lo ideal es el agua tibia, también hemos especificado que la tendencia debe ser al uso de agua fresquita. Y es que el agua fría tonifica la piel, ayuda a estimular la circulación, permite eliminar mejor las toxinas a través de los capilares, previene el acné y otros problemas de la piel, ayuda a dar un efecto reafirmante y reduce la inflamación del rostro, por lo que los efectos del agua fría en el cuerpo son muchos.
Por todo ello, si usas agua fría para limpiarte el rostro lograrás una piel con un aspecto mucho más saludable y cuidada. Es la opción perfecta para todas aquellas personas que puedan soportar las bajas temperaturas.
Cuándo lavarse la cara con agua tibia
Como hemos apuntado anteriormente, la opción de lavarse la cara con agua tibia (tirando a fría) es la opción perfecta. Igual que sucede con el cabello, utilizar el agua tibia y terminar con fría te permitirá sacar las bondades de ambas temperaturas y darle un mejor cuidado a tu piel.
Para obtener resultados óptimos la recomendación es humedecer ligeramente el rostro con agua templada, aplicar posteriormente el limpiador y trabajar con él para que penetre en la piel y remueva la suciedad. Después, enjuaga la piel con agua fría para ayudar a cerrar los poros, ya que el agua tibia abre poros, y sellas la piel para que quede perfectamente limpia y tonificada.
El agua tibia, además de ayudarte a obtener una limpieza en profundidad te ayudará a mantener la piel más saludable, evitando que el rostro sufra cambios bruscos de temperatura que puedan desequilibrarla.
Cuándo es bueno lavarse la cara con agua caliente
Aunque hemos comentado que es mejor evitar el agua caliente, ¿cabe la posibilidad de usar esta temperatura en alguna ocasión? La respuesta es sí, en algunos casos puede ser beneficiosa y ayudarnos en nuestras rutinas de limpieza facial.
La mejor opción si deseas utilizar agua caliente deberá ser cuando te desmaquilles, puesto que el agua fría dificulta la eliminación del maquillaje, endureciéndolo. Asimismo, mediante el agua caliente podrás realizar limpiezas faciales puntuales. Por ejemplo, si deseas eliminar puntos negros, pues el vaho del agua permite dilatar los poros obstruidos. Otro buen momento para utilizar agua caliente es antes de eliminar vello facial, pues las altas temperaturas permiten abrir los folículos facilitando, así, la extracción del pelo.
Como ves, el agua caliente y su vapor pueden ser útiles para llevar a cabo una limpieza facial profunda. Sin embargo, debes limitar su uso, dado que las altas temperaturas del agua pueden deshidratar la piel y eliminar los aceites naturales que la protegen, traduciéndose en sequedad y en una mayor producción de sebo. Asimismo, el agua caliente puede generar eccemas, rojeces o irritación, por lo que es importante evitarla en tu rutina diaria de limpieza facial, sobre todo en pieles sensibles.
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