Incienso, del latín incensum, significa “arder”. Esta preparación en forma de resina o polvo se obtiene de esencias naturales presentes en plantas, raíces, semillas o flores. Mediante la combustión, el incienso natural desprende un humo aromático que tradicionalmente ha significado una fuente de poderes sanadores y purificadores desde tiempos antiguos. En muchas ocasiones, poner incienso en casa no solo nos resulta gratificante, sino placentero. El humo del incienso relaja el sistema nervioso, ayudándonos a combatir síntomas de la depresión o la ansiedad.
En unCOMO te contamos cómo encender incienso en casa, para qué sirve y algunos consejos prácticos.
¿Es bueno poner incienso en casa?
Incluso aunque procede de elementos cien por cien naturales, el humo no está exento de ser perjudicial para los pulmones. En este caso, el humo que desprende el incienso puede llegar a ser más dañino para nuestro organismo que el del tabaco, pues también llega a penetrar en nuestros pulmones y, por tanto, perjudicarlos. Algunas de las consecuencias del humo del incienso pueden ser enfermedades graves, como es el caso del cáncer.
Los estudios publicados sobre las afecciones del humo del incienso en las personas se realizaron sobre pocas pruebas que, además, no se llevaron a cabo en humanos, sino en animales, por lo que no se trataría de una alarma determinante. No obstante, los expertos apuntan una serie de recomendaciones para poner incienso en casa:
- Ante todo, ventila bien los espacios antes de ambientar la casa con incienso. Una correcta ventilación es la mejor forma de mantener el aire de tu hogar limpio y libre de toxinas.
- Además, evita exponerte directamente al humo del incienso durante un tiempo prolongado. Una hora y media es una cantidad de tiempo más que suficiente para no desaprovechar ninguna de las propiedades y beneficios del incienso sin sobrepasar el límite perjudicial para la salud.
- Fíjate bien en el color del humo que se desprende. Si el humo es demasiado oscuro, significa que el incienso está demasiado concentrado, por lo que podría ser dañino para nuestro organismo.
- Por último, comprueba siempre que el incienso que vayas a comprar cuente con un certificado de calidad. Opcionalmente, puedes guiarte por el precio: las más baratas, seguramente, serán las que contengan más toxinas. Además, los inciensos sin color siempre serán más naturales, ya que contendrán menos químicos colorantes.
También debes saber que existen diferentes variedades de incienso según su procedencia. Japón, Nepal o el Tíbet son conocidos por ser los mejores y más expertos productores de incienso natural que, además, suelen ser de muy buena calidad. En la India, sin embargo, se producen tanto inciensos naturales de una calidad excelente como otras variedades más sintéticas. También ocurre en países como China, Tailandia o Indonesia. Como comentábamos, puedes guiarte según el precio de los productos. Y si encuentras inciensos naturales de comercio justo, no lo dudes, siempre es la opción más recomendable.
Para qué sirve el incienso
Una de las principales propiedades del incienso es su poder relajante, ya que afecta positivamente los sistemas nervioso y endocrino. Por tanto, tiene sentido que, desde la antigüedad, el incienso se haya utilizado con fines espirituales y religiosos, tanto en ceremonias como en hogares particulares.
A día de hoy, aunque la percepción de ciertos complementos del hogar ha ido variando, el uso del incienso parece ser muy similar al de sus orígenes. En muchos hogares se enciende incienso para acompañar los deseos y atraer las buenas energías, por ejemplo, en rituales para atraer la buena suerte. También, en muchos hogares se acompaña con el propósito de dotar a un espacio de un aura acogedora, de intimidad y paz. El incienso puede llegar a ser muy estimulante, por eso, en momentos íntimos, se aconseja su uso para aprovechar todas sus propiedades aromáticas y afrodisíacas.
Si quieres conocer más sobre los usos del incienso, te invitamos a consultar nuestro artículo Para qué sirve el incienso.
Cómo encender incienso en casa - Pasos y consejos
La manera más común y cómoda de quemar incienso en casa es utilizar el formato en varillas. La apariencia de las varitas de incienso es similar a la de una bengala: se trata de un palito de unos veinte centímetros, de madera fina, que está cubierta de polvo de incienso casi en su totalidad. Solo quedará libre la parte de un extremo, por donde la sujetaremos. Aunque también las hay que son completamente de polvo de incienso.
Solo necesitaremos la varita de incienso y un incensario o porta-inciensos. Los hay de muchas formas, lo importante es que sea un recipiente donde se pueda pinchar o apoyar la varita y que, a su vez, recoja la ceniza que va cayendo a medida que esta se quema. Te recomendamos consultar nuestro artículo Cómo hacer un recipiente con incienso en casa para elaborar tu propio recipiente de una manera rápida y sencilla.
- Coloca la varita pinchando su parte descubierta en el pequeño hueco que el porta-inciensos tiene para tal fin.
- Enciéndela por su extremo superior con un mechero o cerilla. Verás cómo la varita comienza a cambiar de color al calor del fuego.
- Aleja el incienso y deja que la vara se vaya consumiendo.
- Relájate y disfruta.
Ya has visto lo sencillo que es quemar incienso. Solo esperamos que estos consejos te hayan servido para que seas tú mismo quién decida qué procedimiento elegir. Recuerda: la calidad del incienso es importante para tu salud.
También puedes utilizar un quemador de incienso. Son muy fáciles de encontrar en el mercado y muy prácticos a la hora de encender incienso en casa.
Cómo encender incienso en grano - Con y sin carbón
Los pasos para quemar incienso en grano son bastante sencillos, pero a menudo se desconocen. En el caso de que vayas a quemar incienso con carbón, bastará con que cuentes con un recipiente que soporte altas temperaturas. Si vas a hacerlo sin él, deberás hacerte con un quemador de aceites esenciales o un quemador eléctrico.
- Prepara el recipiente para quemar el incienso. Los hay específicos, pero puedes usar cualquier recipiente pequeño que tengas a mano, siempre y cuando su material sea apto para ello. Debe ser un material que soporte altas temperaturas, tal como el metal, el cristal o el barro. Es recomendable que encuentres otro recipiente en el que colocar el que utilizarás como quemador, ya que este alcanzará una temperatura demasiado alta y no podrás tocarlo. Así, en el caso de que quieras moverlo de lugar, siempre podrás hacerlo agarrando el recipiente que has colocado debajo.
- Enciende la pastilla de carbón. Es mejor que la sujetes con una pinza ya que a veces estas pastillas vienen con pólvora y, en esos casos, arden muy rápidamente.
- Coloca el incienso en grano sobre el carbón y abanica con la mano o con un pequeño trozo de papel o cartón, para que empiece a desprender el humo. Como cuando encendemos una barbacoa. Cuando el incienso que has quemado se consuma, podrás ir añadiendo más.
En el caso de quemar incienso solo, puedes usar un quemador eléctrico, cuyo mecanismo sustituirá al carbón al calentarse. También puedes usar un quemador de aceite; esta manera es más tradicional. De esta forma sabrás cómo quemar incienso en grano sin carbón:
- Vierte un poco de aceite vegetal sobre la parte superior. Es mejor que este aceite sea sin olor, para que no se mezcle con el aroma del incienso o lo anule.
- Añade unos cuantos granos de incienso en el aceite. En el caso de que sea en polvo, la cantidad será la de una cucharadita.
- En la parte inferior del quemador, coloca una vela encendida. En seguida empezará a calentarse el aceite que desprenderá el aroma del incienso.