Aunque se conocen y se utilizan desde hace siglos, en los últimos años las esponjas de luffa han recuperado protagonismo en lo que respecta a la limpieza y cuidado de la piel. Son esponjas vegetales que, en un principio, pueden resultar algo ásperas, pero esto ocurre, sobre todo, por no saber cómo utilizarlas correctamente. Seguro que las has visto aun no conociendo su nombre, pero si todavía no te has decidido a probarlas, debes sabes que son muchos los beneficios que pueden aportar a tu higiene y cuidado personal. Bien usadas y conservadas adecuadamente son un verdadero aliado de belleza. Para que dejen de resultarte algo ‘extrañas’, descubre en unCOMO qué es una esponja de luffa, sus beneficios y cómo usarla.
Qué es una esponja de luffa
Una esponja de lufffa es un producto de alta calidad y absolutamente natural. En realidad, la luffa es el fruto de dos variedades de plantas trepadoras de la familia de las cucurbitáceas, originarias de países asiáticos, pero que, en la actualidad, se cultivan en numerosos lugares del mundo, incluida España. La planta de luffa genera un fruto similar a un calabacín o pepino que mide unos 30 centímetros. Protegido por su cáscara, guarda en su interior un denso entramado de fibras vegetales que a su vez protegen un conjunto de nuevas semillas. Basta dejar crecer la planta, esperar a que su fruto madure para recolectarlo, pelarlo, retirar las semillas y tener en la mano una esponja de luffa.
Características y beneficios de la esponja luffa
Es una esponja 100% vegetal, que, a diferencia de las esponjas sintéticas, es aliada del cuidado del medio ambiente al ser biodegradable. Las fibras de las que está compuesta son duras y resistentes, pero, al contacto con el agua, adquieren la suavidad justa para limpiar con eficacia la piel del cuerpo sin dañarla. Entre los beneficios que aporta su uso regular destaca:
- Una esponja de luffa es un magnífico exfoliante natural porque la acción de sus fibras sobre la piel ejerce una función de arrastre de las células muertas tan eficaz como delicada. Ayudar al proceso natural de regeneración celular de la dermis es algo que una esponja de luffa hace con un sencillo gesto.
- Además de lograr una limpieza profunda, el efecto exfoliante de las fibras de la esponja puede contribuir a mejorar determinadas afecciones dérmicas frecuentes como el acné, los puntos negros o los pelos enquistados.
- Limpiar y exfoliar no son los únicos beneficios que puede proporcionar la esponja de luffa porque el masaje que se puede realizar con ella contribuye a la reactivación de microcirculación de la zona que se trate. Un guante o esponja de luffa puede mejorar notablemente áreas donde es frecuente la acumulación de grasas, favoreciendo la reducción de la celulitis y de la ‘piel de naranja’. La limpieza con esta esponja también contribuye a mejorar la función del sistema linfático y a evitar la retención de líquidos.
- La esponja de luffa resulta especialmente eficaz a la hora de tratar puntos en los que la piel adquiere un anormal grosor formando durezas o callos. Incidir con la esponja en estas áreas favorece la descamación, contribuyendo a reducirlas. te recomendamos este otro artículo sobre Cómo quitar los callos de las manos.
- Su acción, como parte de un tratamiento corporal, contribuye a la relajación muscular en su conjunto.
Cómo usar una esponja luffa
Utilizar una esponja luffa resulta muy sencillo, pero conviene tener en cuenta algunos consejos para sacarle máximo partido y para que esté siempre en las condiciones idóneas que permitan aprovechar todos sus beneficios.
La esponja luffa debe utilizarse solo en el cuerpo. Si quieres aprovechar las propiedades de su fibra para una limpieza facial, también tienes discos hechos a partir de su fibra, pero que ha sido tratada (más fina y menos dura) para que pueda usarse en la piel del rostro, más delicada. Tampoco debes recurrir a ella en caso de presentar una piel extremadamente sensible, irritada o con heridas.
El uso correcto implica, como primer paso indispensable, humedecer muy bien la esponja, preferiblemente con agua templada, para ablandar sus fibras. Seguidamente, puedes poner sobre ella el producto de higiene que desees, volver a humedecer al tiempo que ejercer una ligera presión para que las fibras se impregnen del gel o jabón y tratar, con la esponja de luffa, el área que quieras: caderas, abdomen, piernas...
La mejor manera de utilizar la esponja es realizando movimientos circulares, sin presionar demasiado, pero con cierta firmeza.
Finalizado el uso, es importante aclarar muy bien la esponja de luffa para eliminar cualquier resto de suciedad y de productos cosméticos. Además, para que se conserve en perfectas condiciones es importante lograr que se seque completamente antes del siguiente uso, evitando, así, que puedan retener hongos o bacterias. Para ello, ponla a secar en un lugar bien ventilado, sin presencia de humedad (y si puedes, ponla al sol).
Dependiendo de su uso, más o menos intenso, la esponja de luffa debe cambiarse con cierta frecuencia (cada 3 – 5 semanas) y lo ideal es recurrir a ella para obtener sus beneficios una o dos veces por semana.
Si te ha resultado útil este artículo, tal vez te interesen otros artículos del cuidado de la piel como estos sobre Exfoliantes caseros para las piernas y Cómo mejorar la piel de la cara.